Bienvenidos
El yoga y la psicoterapia contemplativa ofrecen un enfoque que favorece el desarrollo integral de la persona. Con el fin de cultivar todos los aspectos de la persona sin desatender ninguno de ellos, es necesario cultivar una mente clara y un corazón abierto. Ello dará lugar, en cada momento, a la acción más apropiada y creativa.
Conectando mente, corazón y acción viene a expresar esta intención dinámica y sostenida de integrar nuestro pensamiento, nuestro sentir y nuestros actos para experimentar un mayor equilibrio y el despertar de nuestras cualidades inherentes. Este es el camino hacia la transformación.
Las prácticas contemplativas son parte fundamental de las tradiciones de sabiduría y el cultivo de éstas propone un camino hacia el conocimiento del ser y hacia una profunda transformación. Estas tradiciones milenarias, si bien surgen y evolucionan en distintas épocas y lugares, comparten todas ellas un hilo común y una idea clave: cómo liberarse del sufrimiento y cómo alcanzar la plena realización de nuestro potencial.
La velocidad y el materialismo que caracterizan a la vida contemporánea junto a la híper estimulación sensorial, especialmente en el mundo tecnológico, han terminado por relegarnos a una era de fragmentación, de multitarea y de atención continuamente interrumpida.
Cabe pues preguntarse, en este mundo en que vivimos, dónde radica y cómo se explica el interés creciente por las prácticas contemplativas. O dicho de otro modo: ¿a quién puede interesar el cultivo de una práctica que paradójicamente requiere de una atención sostenida, de la reflexión profunda, de la soledad y del silencio cuando no disponemos del espacio para ello en nuestra ocupada vida?
Una evidencia que puede responder en buena medida a esta pregunta se halla en el elevado y creciente número de trastornos y patologías derivadas del estrés, la insatisfacción permanente, la soledad y la alienación, las enfermedades crónicas como la hipertensión, el colesterol o la obesidad, el abuso de sustancias adictivas o la falta de objetivos y propósitos que otorguen sentido a la vida propia. Las prácticas contemplativas se imponen en estos casos como una necesidad y como un recurso terapéutico ante una realidad marcada por el dolor, el descontento y la desesperación.
Si la erradicación del sufrimiento constituye uno de los propósitos fundamentales de las tradiciones de sabiduría, la magnitud del
sufrimiento que existe en nuestra sociedad contemporánea bien podría justificar el sentido y la validez que hoy en día tienen las prácticas contemplativas. Ahora bien, ¿en qué se asemeja el sufrimiento de nuestra época al sufrimiento de sociedades ancestrales, tan distintas a la nuestra, que haga que prácticas contemplativas milenarias resulten sumamente vigentes y beneficiosas en la actualidad?
Para las tradiciones de sabiduría el sufrimiento tiene su origen en nuestra manera errada y limitada de percibir e interpretar la realidad. Tiene que ver con cómo nos relacionamos con nuestro mundo mental y nuestras experiencias internas, más que con las circunstancias o situaciones que sucedan en nuestra vida, aunque estas puedan, sin duda, repercutir en modos distintos. En este sentido, el sufrimiento ha sido, es y será siempre esencialmente el mismo, aunque se presente en escenarios distintos y con argumentos diversos. Por ello es que las prácticas contemplativas, como una vía experiencial para comprender y trascender el sufrimiento, resultan eficaces y relevantes.
Sin embargo, conviene no olvidar que el sufrimiento constituye únicamente un aspecto de la finalidad a la que las tradiciones contemplativas aspiran. Contentarse con quedarse en este peldaño motivados por el deseo de querer dejar de sufrir, aunque pueda deparar enormes beneficios terapéuticos y conferir serenidad, ignora la totalidad del propósito de estas sabidurías: el que conduce finalmente a la expresión y vivencia de nuestro potencial humano. No se trata, tan solo, de dejar de sufrir sino de experimentar el infinito gozo que supone estar vivos. Sólo en la realización de esta doble vertiente seremos entonces capaces de aliviar el sufrimiento de otros y de potenciar su alegría, despertando la cualidad de la compasión en la que las prácticas contemplativas se sustentan.
Yoga
Es común englobar el yoga en las prácticas contemplativas que incluyen el trabajo psicofísico o las prácticas en movimiento.
Dada la importancia y presencia que el yoga tiene en nuestro enfoque metodológico y la propuesta de Estudios Yóguicos que promovemos, hemos optado por otorgarle un lugar propio. No nos limitamos aquí a una aplicación específica del yoga dentro del paradigma de las prácticas contemplativas, ni tampoco buscamos circunscribirlo al prisma del denominado yoga postural contemporáneo, sino que invitamos a recorrerlo en todo su alcance y ámbitos de aplicación.
Consideramos que, en sí mismo, el yoga ya contiene una propuesta suficientemente rigurosa y exhaustiva de prácticas contemplativas. No obstante, conscientes del carácter interdisciplinario del que se nutre el amplio marco de aprendizaje y entrenamiento que ofrecen las prácticas contemplativas en la actualidad, hemos querido integrar los conocimientos, las aplicaciones terapéuticas y el potencial transformativo de ambas perspectivas dado que, en sus mismos orígenes, ya se encuentran entrelazadas.