Acompañamiento Terapéutico

«Cuando tenemos la cordura de la mente como punto de referencia al trabajar con los demás, estamos más capacitados para ayudarles a descubrir sus recursos y desarrollar la confianza. Si sólo se observa lo que no funciona en ellos, tenderán a verse sólo como una suma de problemas. Esto sirve para disminuir su capacidad de cuidarse y les llevará a una visión falsa de sí mismos, se sentirán inadecuados o incapaces de salir adelante. Concentrarse solamente en lo que no funciona es una manera de recubrir más aún la cordura brillante, en vez de descubrirla».

Karen Kissen Wegala

La psicoterapia contemplativa está arraigada en la creencia de que a todas las personas se les concede la sabiduría interna necesaria para sanar el dolor. Se basa en el principio de que todos nosotros, sin importar nuestros problemas, estamos fundamentalmente despiertos y sanos. Esta noción se expresa en la práctica contemplativa como bondad básica o cordura brillante. La premisa de la psicoterapia contemplativa es que ya tenemos lo que necesitamos para conectar con nuestra sabiduría y compasión inherentes. Por lo tanto, un terapeuta contemplativo se ocupa principalmente de ayudar a las personas a reconectarse y a desarrollar la confianza en su propia cordura inherente. El enfoque contemplativo es optimista, porque apunta a nuestra capacidad para ver con claridad, compasión, atención plena y conciencia. Se cree que la cordura brillante está siempre presente, incluso si no se manifiesta completamente. El objetivo de la psicoterapia contemplativa es ayudar a las personas a descubrir esta brillante cordura y aprovechar los recursos internos para lograr un mejor bienestar y su pleno desenvolvimiento.

Una diferencia entre la psicoterapia convencional y la psicoterapia contemplativa es la perspectiva de esta última sobre las condiciones y síntomas de la salud mental.

La mayoría de los enfoques occidentales tienden a centrarse en la fuente del dolor del individuo y abordar esas preocupaciones con el fin de mejorar los síntomas. Los seguidores de la psicoterapia contemplativa creemos que despertar el yo en su dimensión profunda, sin negarnos a experimentar plenamente los momentos de desafío y dificultad que ello supone, es la clave para lograr la sanación.

Muchas terapias occidentales tradicionales tienen como objetivo ayudar a las personas a alcanzar un estado de desempeño funcional satisfactorio. La psicoterapia contemplativa, en cambio, trabaja para ayudar a las personas a aclarar y acoger su yo auténtico con el fin de encontrar la sanación, a través de la aceptación y del despertar de su sabiduría interna.

Aunque los terapeutas contemplativos estemos interesados en las historias psico-biográficas y en el pasado de nuestros consultantes, no pretendemos hacer de la terapia una exploración intelectual de lo que salió mal ni buscar culpables. Más que poner el énfasis en los sucesos del pasado, estamos interesados en darnos cuenta de cómo lo que sucedió en el pasado todavía se está manifestando en el presente.

El acompañamiento terapéutico se basa en:

  • Ayudar a que las personas reconozcan y conecten con sus propias capacidades de sanación innata y aprovechen sus recursos internos para lograr el bienestar y desplegar su potencial.
  • El intercambio compasivo, donde el terapeuta acompaña a la persona en la exploración profunda de sus emociones difíciles o perturbadoras, ayudándole a abrir nuevos espacios de conciencia, desde donde abrazar y acoger las emociones.
  • La ausencia de jerarquía entre consultante y terapeuta. Entendemos que todas las personas nos encontramos en nuestro propio proceso de evolución y autoconocimiento y, en este sentido, todos somos aprendices.
  • Practicar y enseñar la comunicación consciente, o el habla a partir del corazón.
  • Propiciar las condiciones favorables para que las personas puedan despertar a su dimensión profunda, así como ofrecerles sostén y apoyo en los momentos en que experimenten desafíos o dificultades.